miércoles, 8 de abril de 2015

DOS MESES

Hoy A cumple dos meses. A. es mi sobrino.
A. vino a este mundo una semana antes de lo previsto.
Y nació el 8 de febrero, pequeño, calvito y sano.
Nació tan solo un día después de mi cumpleaños. Este año yo no tenía ganas de celebrar, y A. colaboró sin saberlo, en un nuevo enfrentamiento entre el tiempo y la infertilidad.
A. no fue un bebé buscado aunque sí deseado. Y llegó a un hogar que deseaba darle una familia. Esa que ni su padre, ni su madre, por diferentes circunstancias, pudieron tener.

A. nació el 8 de febrero. Fuimos marido y yo al hospital el día siguiente a conocerlo. Y salimos con el corazón apretado y lágrimas en los ojos. 
Su madre no nos dejó tocarlo. Su padre nos miró con cara de pena. Esa cara que pone la gente que es feliz, pero saben que tú no puedes serlo. Esa cara.
Salimos de allí pensando que no podríamos disfrutar de él todo lo que nos gustaría.

Pero la vida es injusta, y no solo con nosotros.
A. nació el 8 de febrero y el 18 su madre fue llevada de urgencias al hospital. Todavía no ha vuelto a casa. Y lo que queda.

Aquel día A. tuvo que aprender a tomar biberón, a conocer otros brazos y escuchar otras nanas.

Desde entonces, no hay día que no veamos a A. Ironías de la vida. Lo cogemos, lo achuchamos. Nos ha tocado pasar noches, darle bibes y cambiar pañales.

Hoy A. cumple dos meses y es un niño sano y feliz.
El sigue creciendo sin su madre.
Nosotros volvemos a casa cada día con los brazos vacíos.
Nuestra casa parece cada día más grande.
La vida parece cada día más injusta.

Seguiré informando.