lunes, 21 de marzo de 2016

ALGO QUE CONTAR

Paso varias veces por aquí, pero nunca sé qué contaros. Y no es que mi vida sea aburrida, que últimamente no paro, pero hay cosas que no puedo contar y otras que no debo. Así que la página sigue quedándose en blanco.

Pero ayer, ayer fue un día intenso, y esto sí que lo tengo que contar.

El domingo empezó como siempre, ni frío ni calor, a ratos lluvia a ratos sol, marido a trabajar y yo con mis cosas. Lo que se dice un domingo anodino, como cualquier otro domingo. Pero no.

Marido me suele llamar a eso de las seis cada día, para ver cómo van las cosas y decidir qué hacemos cuando salga o qué cenamos.
Y ayer también, me llamó a eso de las seis, creo que era un poquito antes, pero en principio nada fuera de lo normal, hasta que escuché su tono de voz.
-prepárate, rápido, nos vamos a ver a Orozco.

Así, sin anestesia, teníamos que estar dos horas después a ciento y pico kilómetros de casa, así que me arreglé a toda prisa y para allá que nos fuimos.
Hace poco le dije que tenía que esforzarse un poco más en las sorpresas, que era demasiado previsible. Y oye, el tío se lo ha tomado a pecho!

Según me dijo llevaba desde el jueves esperando que le confirmaran. Total, que la noticia nos cogió con el coche sin gasolina, los móviles sin batería... un desastre!!

Muchas de las que me leéis, sabéis que cuñao y Orozco son amigos desde hace mucho, que Orozco estuvo en mi casa una vez... Las que no lo sabéis, lo podéis leer aquí.

Y cuando llegamos, marido llamó a cuñao. Entonces ya empezó lo bueno de verdad. Bajó un chico del equipo de Orozco a recogernos por la puerta de atrás, y fuimos directamente a los camerinos!
Allí estaban Orozco y cuñao y nosotros. Charlando con él, nos contaba en qué consistía el espectáculo, que no era un concierto al uso... Yo emocionada y nerviosa, y lo mejor todavía estaba por llegar.

Entramos escoltados, por los entresijos del teatro, pudimos ver el escenario, saltando cables y esquivando altavoces y llegamos a nuestros asientos, en sitio privilegiado. Mientras nuestras vecinas de asiento, esas que había pagado su entrada, nos miraban con recelo...
Al rato llegó cuñao y empezó el festival.

Fue IMPRESIONANTE!. Como he dicho antes, no era un concierto al uso, él hablaba, contaba historias, pusieron vídeos, interactuaba con el público y sí, también cantaba.
Y empezó cantando y yo llorando, y luego reí, y luego canté y bailé, y seguí cantando y llorando.
Y allí estábamos los tres dándolo todo cuando el concierto estaba a punto de terminar.

Se hizo el silencio. Y solo alguien con tanta sensibilidad puede explicar lo que todos sentimos. Todos conocemos a algún héroe, esas personas que se crecen ante la adversidad, que se enfrentan a los obstáculos de la vida sin decaer, sin perder la sonrisa y sin quejarse. Pensad, seguro que conocéis a uno, o a más de uno.

Y sí, nosotros tenemos a cuñao. Cuñao es una persona increible, sociable, cariñosa y risueña. A cuñao, hace trece meses que la vida le dio un cambio radical. Y se enfrentó como pudo, a veces perdió un poco el norte, pero ahí está, peleando, sin perder la sonrisa y haciéndonos partícipes a todos de cada éxito. Además de esto, cuñao es capaz de preocuparse por los demás, de preguntarnos y animarnos. He hablado con cuñao este último año más que los diez años que hace que le conozco. Pero además, hemos hablado de cosas que jamás pensé que hablaría con él. Y me he encontrado con una persona llena de empatía. Capaz de ponerse en mi lugar, a pesar de todo lo que él lleva encima. Y de darme un abrazo cuando lo he necesitado, sin hablar, sin decir nada que sobre, solo mirarme y abrazarme.

Cuñao necesitaba este momento de desconexión, pero es que además se lo tomó pensando en mi y en la ilusión que a mi me haría compartir esto con él.

Así que sí, él es mi héroe, nuestro héroe. Pero es tan grande, tan transparente, que todos nos damos cuenta. También Orozco, y así lo explicó y así le dedicó.
Para todos los héroes, para mi héroe



Fue un momento muy emocionante, podéis imaginar la llorera que me pegué.
Mientras mi vecina miraba con curiosidad preguntándose cuál sería el héroe...

El concierto terminó, pero nuestro noche no. Pero con todos mis respetos, hasta aquí puedo leer.
Fue una noche mágica, inolvidable.
Gracias a cuñao, gracias a marido, y gracias Antonio por recibirnos y ser siempre tan cercano.

Seguiré informando...